
Fotografia:Redacción PTN
En un encuentro digno de los mejores momentos del fútbol mexicano, los Bravos de Juárez y el Necaxa protagonizaron un épico choque en el Clausura 2025, concluyendo en un emocionante empate 2-2 que mantuvo a los aficionados al borde de sus asientos.
Desde el primer pitido del árbitro, ambos equipos demostraron su hambre de victoria, desatando un torbellino ofensivo que hizo vibrar a la afición presente en el Estadio Olímpico Benito Juárez. Cada jugada era una invitación al delirio, con múltiples ocasiones que amenazaron con cambiar el rumbo del partido.
El primer golpe llegó justo antes del descanso, cuando el local, Guilherme Castillo, capitalizó un preciso centro desde la izquierda y con un potente remate puso a los Bravos en ventaja (45′). Este tanto encendió aún más el ambiente en la grada, generando una atmósfera de euforia que se respiraba en cada rincón del estadio.
Sin embargo, la reacción del Necaxa fue inmediata. En el arranque del segundo tiempo, Agustín Palavecino, el implacable delantero del Rayo, se encargó de restablecer la paridad apenas a los dos minutos de juego (47′). Con este gol, los visitantes encontraron su ritmo, y su confianza se disparó, llevándolos a dar otro golpe cuando José Paradela, con una definición magistral, puso el 2-1 en el marcador (63′).
A partir de ese momento, el Necaxa se replegó en su campo, buscando resistir las acometidas de un Bravos decidido a no rendirse. La presión ejercida por el conjunto local fue incesante, y su esfuerzo finalmente dio frutos en el minuto 78, cuando Dieter Villalpando se hizo presente en el marcador, sellando el empate con un gol que desató la locura en las gradas.
El desenlace del partido dejó a ambos equipos con un sabor agridulce. Si bien el empate refleja la paridad en el juego, el derroche de talento y determinación en la cancha augura un emocionante futuro para ambos equipos en el torneo. Los Bravos y el Necaxa, sin duda, son contendientes dignos de seguir de cerca en esta apasionante edición del Clausura 2025.